La piel es el mayor órgano del cuerpo y
en los adultos llega a ocupar unos 2 metros cuadrados de superficie y pesa
entre 4 y 5 kilogramos, actúa como una barrera protectora frente al entorno. La
piel está dividida en 3 capas: epidermis, dermis y tejido celular subcutáneo o
hipodermis. Desempeña una variedad de funciones: protección frente a las
agresiones externas, regulación de la temperatura, impermeabilización,
absorción de radiaciones ultravioleta, producción de vitamina D, protección
contra organismos patógenos y la detección de estímulos sensoriales.
La epidermis es la capa externa de la
piel y la comunica con el mundo exterior, tiene 4 tipos de células cada una de
las cuales juega un papel muy importante y son los queratinocitos, que producen
la queratina que le conceden protección física
e impermeabilización; los melanocitos, que le dan color a la piel y
protegen la luz ultravioleta; las células de Langerhans que hacen parte del
sistema inmunitario; las células de Merkel que nos proporcionan el sentido del
tacto.
En la dermis se encuentra la mayor
cantidad de fibras de colágeno que son las que le dan elasticidad a la piel. La
hipodermis comunica directamente con el interior del organismo, dado que es la
capa más profunda de la piel y su principal función es mantener el organismo
aislado y protegido del frío, el calor y otras amenazas del medio. Por lo tanto
su cuidado no puede limitarse a una cuestión estética o de belleza sino como una
acción saludable para el cuidado de la
salud integral.
Para que nuestra piel pueda permanecer
sana, libre de impurezas, suave y en adecuado equilibrio, requiere limpieza y
cuidados periódicos, para ello se
necesitan 3 procedimientos importantes:Limpieza y tonificación: Para eliminar las toxinas que la van
contaminando diariamente.Hidratación: Es fundamental, sobre todo
en casos de piel seca. Nutrición: equilibrada y suficiente.
Desde los 6 meses de edad deberíamos
comenzar a cuidar la piel del niño, empezar a cuidarlos de los rayos
ultravioletas, ya que desde esa edad comienzan a causar problema en nuestra
piel; en la adolescencia los jóvenes tienen problemas de acné y puntos negros.
A los 25 años comienza la ´pérdida de colágeno, elastina, glutatión y acido hialurónico y se producen radicales
libres que son los causantes del envejecimiento no solo de la piel sino
orgánico en general. A partir de esta edad es de gran utilidad la
suplementación entre la que se destaca el aminoácido cisteína como precursor de glutatión que
modula el sistema inmune, desintoxica, provee energía, es regenerador celular y es potente antioxidante.
A partir de los 30 años comienzan a
expresarse los signos de envejecimiento, con la pérdida de elasticidad, manchas
en la piel y la piel comienza a notarse cansada. La piel es el órgano externo
donde primero se percibe el envejecimiento y a medida que envejece sus células
van perdiendo tamaño, cantidad y funcionalidad, se va volviendo más fina, las
células se renuevan más lentamente y se reduce la capacidad de cicatrización.
Aparte de la estética, el envejecimiento también afecta la parte inmunitaria y
algunos tipos de cáncer de piel son más frecuentes con la edad. Estos cambios
se manifiestan en forma de sequedad de la piel, líneas de expresión, surcos
profundos y arrugas, la piel comienza a colgar a medida que pierde su soporte y
cambia también su textura.
Bibliografía:
- Mahto,
Anjali: La biblia del cuidado de la piel. Ediciones Planeta SA. 2019.
Barcelona.
- Tirado-Cedano
Jorge; Martinez Raygada Sandra: Cuidados
de la piel del anciano. En Dermatol Perú. 2008; 18 (2) 106-110
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