La salud mental y el covid-19
La pandemia por el
covid-19 ha tenido graves consecuencias en la salud pública y en la economía mundial.
Los gobiernos acudieron a muchas medidas
tratando de contener el contagio (restricción de viajes, exigencia del carné de
vacunación, pruebas para covid, cuarentenas forzadas, encierro, aislamiento
social, etcétera), muchas de las cuales fueron efectivas, pero afectaron la salud mental. En este aspecto quienes corrieron
mayor riesgo han sido los trabajadores de la salud que atienden directamente a
los pacientes, los adultos mayores, los niños, los adolescentes, los jóvenes, las personas
con enfermedades mentales preexistentes, las que están inmersas en conflictos y
crisis y los pobres y vulnerables.
Además el aislamiento social, el miedo al
contagio, a la pérdida de seres queridos, se intensifican por la pérdida de ingresos o del trabajo. Para
rematar el exceso de información poco confiable y de dudosa validez, ha
conducido a lo que algunos han llamado “infodemia”. Todo esto lesiona aún más
la salud mental de gran parte de la población, la que se manifiesta con reacciones de enojo,
ansiedad, frustración, miedo, inseguridad, desde leves hasta severas y en
ocasiones francamente patológicas.
La afectación de la salud mental ha sido
diferenci
El grupo de los trabajadores de la salud ha
estado particularmente expuesto. La tensión, el estrés, la frustración y el
miedo han sido graves. A lo que en nuestro medio se sumó la falta de elementos
de protección personal y material de trabajo.
En la población adulta se ha presentado
depresión, ansiedad, estrés, insomnio. Los efectos de la pandemia en la población
de adultos mayores se ha comportado paradójicamente, ha resultado más
resiliente a pesar de tener más comorbilidades. Esta mayor resiliencia se ha
explicado porque los adultos mayores tienen mayor capacidad de regulación
emocional, empatía y compasión que los grupos más jóvenes, de tal manera que
mayor vulnerabilidad física no necesariamente implica mayor vulnerabilidad
emocional.
Podemos afirmar que la pandemia por Covid-19 ha
aumentado las emociones negativas y disminuido las emociones positivas, ese
impacto negativo debe ser estudiado y tratado con todo el cuidado que se
merece. No se le puede restar importancia a las expresiones de insomnio, desconcentración,
fatiga, depresión, ansiedad, estrés, conflictos familiares, laborales o en la
escuela. Sobre todas esas manifestaciones que afectan la salud mental en una
alta proporción de la población, los gobiernos, los sistemas de salud y la
sociedad en general debemos actuar. Una revision en múltiples bases de datos arroja muy buenas perspectivas con el uso del amonoácido cisteina como precursor del glutation y este como potente antioxidante muy útil en en el manejo de trastornos mentales.
Bibliografía:
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Halabe, Robledo,
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Xiao Z, et al : Mecanismos moleculares de las enzimas de glutaredoxina: Centros versatiles para el intercambio de tiol-disulfuro entre proteinas, tioles y glutation. J Mol Biol. 2019.
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