Entendiendo la insuficiencia #suprarrenal
La insuficiencia suprarrenal es un síndrome caracterizado
por la producción inadecuada de glucocorticoides (principalmente cortisol) y,
en el caso de la insuficiencia suprarrenal primaria, también de
mineralocorticoides (aldosterona) y andrógenos suprarrenales. Se clasifica
en primaria (enfermedad de Addison), secundaria (por déficit de ACTH
hipofisaria) y terciaria (por supresión hipotalámica de CRH, habitualmente
inducida por glucocorticoides exógenos).[1][3-6]
Fisiopatología:
• En la insuficiencia suprarrenal primaria, la destrucción o
disfunción de la corteza suprarrenal (más frecuentemente de origen autoinmune)
lleva a la deficiencia de cortisol, aldosterona y andrógenos. Esto provoca un
aumento compensatorio de ACTH y renina plasmática. La deficiencia de
mineralocorticoides resulta en hiponatremia, hiperkalemia, deshidratación e
hipotensión. El exceso de ACTH puede causar hiperpigmentación cutánea.[2][3][7]
• En la insuficiencia secundaria y terciaria, la producción
de ACTH (o CRH) está disminuida, lo que reduce la síntesis de cortisol, pero
generalmente se preserva la producción de aldosterona, ya que esta depende
principalmente del sistema renina-angiotensina.[1][3-5]
Diagnóstico:
El diagnóstico suele retrasarse debido a la inespecificidad
de los síntomas iniciales (fatiga, pérdida de peso, náuseas, dolor abdominal,
hipotensión ortostática, hipoglucemia, debilidad muscular, depresión).[1][3][7]
• En la sospecha clínica, se recomienda medir cortisol
sérico matutino (8:00 am) y ACTH. Un cortisol <5 µg/dL (<138 nmol/L) es
sugestivo de insuficiencia suprarrenal, especialmente si la ACTH está elevada
(primaria) o baja/inapropiada (secundaria/terciaria).[1][4-5]
• Si los valores son indeterminados, se realiza una prueba
de estimulación con cosintropina (250 µg IV/IM), midiendo el cortisol basal y a
los 30-60 minutos. Una respuesta subóptima confirma el diagnóstico.[1-2][7]
• En la primaria, se observa hiponatremia, hiperkalemia,
hipoglucemia, elevación de renina y, frecuentemente, hiperpigmentación. [2-3][7]
• En la secundaria/terciaria, la hiponatremia puede estar
presente, pero la hiperkalemia es rara y no hay hiperpigmentación.[1][3-5]
Tratamiento:
El tratamiento de la insuficiencia suprarrenal depende de su
etiología (primaria, secundaria o inducida por glucocorticoides), pero en todos
los casos el pilar fundamental es la terapia de reemplazo con
glucocorticoides. En adultos, se recomienda hidrocortisona oral en dosis
divididas (15-25 mg/día) o, alternativamente, prednisona (3-5 mg/día).[1-3] En
la insuficiencia suprarrenal primaria, es imprescindible añadir un
mineralocorticoide, típicamente fludrocortisona (0,05-0,3 mg/día), para
compensar la deficiencia de aldosterona.[1][3] En la
insuficiencia secundaria o inducida por glucocorticoides, el reemplazo
mineralocorticoide no es necesario, ya que la producción de aldosterona suele
estar preservada.[1][3]
Durante situaciones de estrés fisiológico (infecciones,
cirugía, traumatismos), es esencial aumentar la dosis de glucocorticoides para
prevenir la crisis suprarrenal, una complicación potencialmente mortal
caracterizada por hipotensión, shock, hiponatremia y alteración del estado
mental.[1][4] Todos los pacientes deben recibir
educación sobre el ajuste de dosis en estas situaciones y contar con
hidrocortisona inyectable para administración intramuscular en caso de vómitos
o imposibilidad de tomar medicación oral.[1][4] En caso
de crisis suprarrenal, el manejo agudo incluye administración inmediata de
hidrocortisona intravenosa (100 mg en bolo, seguido de infusión continua o
dosis repetidas) y reposición agresiva de volumen con solución salina
isotónica; se debe corregir la hipoglucemia con dextrosa si está presente.[4]
Pronóstico:
El pronóstico de la insuficiencia suprarrenal ha mejorado
significativamente con el tratamiento adecuado. La mayoría de los
pacientes, una vez diagnosticados y correctamente tratados, pueden llevar una
vida normal, incluyendo la capacidad de trabajar, hacer deporte y viajar.[1] Sin
embargo, la calidad de vida puede estar reducida y la mortalidad aumentada en
comparación con la población general, principalmente debido a crisis
suprarrenales y comorbilidades asociadas, así como a la incapacidad de replicar
el ritmo circadiano fisiológico del cortisol con las terapias actuales.[2-3] La
crisis suprarrenal sigue siendo una causa importante de morbilidad y
mortalidad, ocurriendo en aproximadamente el 50% de los pacientes tras el
diagnóstico, por lo que la educación continua y el acceso a tratamiento de
emergencia son fundamentales.[3]
Nuevas estrategias terapéuticas, como formulaciones de
hidrocortisona de liberación modificada y administración subcutánea continua
mediante bomba, buscan imitar mejor el ritmo circadiano del cortisol y mejorar
la calidad de vida, aunque su uso se reserva para casos seleccionados.[5] En
el futuro, terapias celulares y genéticas podrían ofrecer alternativas más
fisiológicas, pero actualmente no forman parte del manejo estándar.[8]
En resumen, el tratamiento de la insuficiencia suprarrenal
se basa en el reemplazo de glucocorticoides (y mineralocorticoides en la forma
primaria), la educación del paciente para la prevención y manejo de la crisis
suprarrenal, y el ajuste de dosis en situaciones de estrés. El pronóstico
es bueno con tratamiento adecuado, aunque persisten desafíos en la prevención
de crisis y la optimización de la calidad de vida.[1][4][5]
Referencias:
1. Adrenal Insufficiency in Adults. Vaidya A, Findling J,
Bancos I. JAMA. 2025;:2835391. doi:10.1001/jama.2025.5485.
2. Diagnosis
and Treatment of Primary Adrenal Insufficiency: An Endocrine Society Clinical
Practice Guideline. Bornstein SR, Allolio B, Arlt W, et al. The Journal of
Clinical Endocrinology and Metabolism. 2016;101(2):364-89.
doi:10.1210/jc.2015-1710.
3. Adrenal Insufficiency. Husebye ES, Pearce SH, Krone NP,
Kämpe O. Lancet (London, England). 2021;397(10274):613-629.
doi:10.1016/S0140-6736(21)00136-7.
4. Adrenal Insufficiency. Kumar R, Wassif WS. Journal of
Clinical Pathology. 2022;75(7):435-442. doi:10.1136/jclinpath-2021-207895.
5. Diagnosis and Management of Adrenal Insufficiency. Lewis A,
Thant AA, Aslam A, Aung PPM, Azmi S. Clinical Medicine (London, England).
2023;23(2):115-118. doi:10.7861/clinmed.2023-0067.
6. Adrenal Insufficiency. Charmandari E, Nicolaides NC,
Chrousos GP. Lancet (London, England). 2014;383(9935):2152-67.
doi:10.1016/S0140-6736(13)61684-0.
7. Latent Adrenal Insufficiency: From Concept to Diagnosis. Younes
N, Bourdeau I, Lacroix A. Frontiers in Endocrinology. 2021;12:720769.
doi:10.3389/fendo.2021.720769.
8. Future Directions for Adrenal Insufficiency: Cellular
Transplantation and Genetic Therapies. Graves LE, Torpy DJ, Coates PT, et
al. The Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism.
2023;108(6):1273-1289. doi:10.1210/clinem/dgac751.
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