¿Qué es la #Bartolinitis ?
La prevención de la bartolinitis
no está completamente establecida, pero se recomienda una adecuada higiene
vulvar y prácticas sexuales seguras para reducir el riesgo de infecciones
ascendentes. No existen estrategias profilácticas farmacológicas específicas.
El protocolo diagnóstico es
fundamentalmente clínico: la exploración física revela una masa dolorosa,
eritematosa y fluctuante en la localización anatómica de la glándula de
Bartolino. El diagnóstico diferencial incluye quistes no infectados,
tumores vulvares y otras infecciones locales. Los estudios de laboratorio,
como el hemograma, pueden mostrar leucocitosis en casos de infección
bacteriana, pero no son imprescindibles salvo en cuadros sistémicos o
atípicos. El cultivo del material purulento puede ser útil en casos
recurrentes o de mala evolución para orientar el tratamiento antibiótico.[1]
El tratamiento de la bartolinitis
aguda depende de la presencia de absceso y la severidad del cuadro. Las
opciones incluyen:
• Drenaje quirúrgico del absceso,
que es el pilar del tratamiento en lesiones mayores de 2 cm o sintomáticas,
mediante incisión y drenaje simple o marsupialización, siendo esta última
preferida para reducir recurrencias.[2]
• Antibióticos sistémicos,
indicados en presencia de celulitis, fiebre, inmunosupresión, embarazo o si hay
signos de infección sistémica. La elección empírica debe cubrir flora
polimicrobiana, especialmente bacilos gramnegativos y cocos grampositivos.[1]
• En casos leves o quistes
asintomáticos, puede optarse por manejo expectante y medidas de confort.[2]
Las medidas no farmacológicas
incluyen baños de asiento con agua tibia varias veces al día para favorecer el
drenaje espontáneo y aliviar el dolor, así como la aplicación de compresas
calientes. El reposo relativo y la abstinencia sexual durante el proceso
inflamatorio también son recomendados.[2]
En resumen, la bartolinitis
requiere un abordaje individualizado basado en la clínica, con drenaje y
medidas de soporte como pilares, reservando los antibióticos para casos
seleccionados según la evolución y el contexto clínico.[2]
Referencias:
- Acute Bartholin's Abscess: Microbial Spectrum, Patient Characteristics, Clinical Manifestation, and Surgical Outcomes. Krissi H, Shmuely A, Aviram A, et al. European Journal of Clinical Microbiology & Infectious Diseases : Official Publication of the European Society of Clinical Microbiology. 2016;35(3):443-6. doi:10.1007/s10096-015-2557-9.
- Management of Bartholin Duct Cysts and Gland Abscesses. Dole DM, Nypaver C. Journal of Midwifery & Women's Health. 2019;64(3):337-343. doi:10.1111/jmwh.12937.
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