#HígadoGraso: ¿Qué es, cómo se previene y cuál es su tratamiento?
La enfermedad del hígado graso no
alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés) es la causa más común de
enfermedad hepática crónica a nivel mundial, afectando aproximadamente al 25%
de la población global. [1-2] Se caracteriza por la
acumulación de grasa en el hígado en personas que consumen poco o nada de
alcohol. NAFLD abarca un espectro de condiciones hepáticas, desde el
hígado graso simple (NAFL) hasta la esteatohepatitis no alcohólica (NASH), que
puede progresar a fibrosis avanzada, cirrosis o cáncer de hígado.[1][3]
Prevención:
La prevención de NAFLD se centra
principalmente en la modificación del estilo de vida. Las intervenciones
incluyen la pérdida de peso a través de una dieta hipocalórica y ejercicio
regular. Se recomienda una dieta mediterránea, que se ha asociado con una
disminución de la esteatosis hepática y una mejora en la sensibilidad a la
insulina. [4-5] Además, se debe evitar el consumo
excesivo de alcohol, ya que incluso un bajo consumo puede aumentar el riesgo de
complicaciones hepáticas en individuos con NAFLD.[4]
Tratamiento:
El tratamiento principal para
NAFLD es la pérdida de peso. Se ha demostrado que una pérdida de peso
superior al 5% puede reducir la grasa hepática, y una pérdida de peso del 10% o
más puede revertir la esteatohepatitis o la fibrosis hepática.[1][5] En
casos de obesidad mórbida, la cirugía bariátrica puede ser considerada, aunque
está reservada para pacientes con obesidad severa y comorbilidades
significativas.[2][5]
Actualmente, no existen
medicamentos aprobados por la FDA específicamente para el tratamiento de
NASH. Sin embargo, algunos medicamentos para la diabetes, como la
pioglitazona y ciertos agonistas del receptor del péptido similar al glucagón-1
(GLP-1), han mostrado mejorar la histología hepática y la salud cardio
metabólica. [6-7] La farmacoterapia para la obesidad
también puede ser útil en el contexto de la modificación del estilo de vida si
no se logra la pérdida de peso deseada solo con cambios en el estilo de vida.[7]
La enfermedad del hígado graso no
alcohólico (NAFLD) afecta a diversos grupos de pacientes, con una prevalencia
particularmente alta en ciertas poblaciones. Los grupos más afectados
incluyen:
1. Pacientes con obesidad:
La obesidad es un factor de riesgo bien documentado para NAFLD. En pacientes
con obesidad severa que se someten a cirugía bariátrica, la prevalencia de
NAFLD puede superar el 90%.[8]
2. Individuos con
diabetes tipo 2 (T2DM): Existe una alta prevalencia de NAFLD en personas
con T2DM. Estudios han mostrado que aproximadamente el 70% de las personas con
T2DM tienen NAFLD, y entre el 30% y el 40% pueden tener esteatohepatitis no
alcohólica (NASH).[9-10]
3. Personas con síndrome
metabólico: Este grupo incluye a individuos con dislipidemia, hipertensión
e insulinoresistencia, todos los cuales están asociados con un mayor riesgo de
NAFLD.[8][10]
4. Factores demográficos:
La prevalencia de NAFLD varía con la edad, el género y la etnicidad. La
enfermedad es más común en hombres que en mujeres y es más prevalente en
individuos hispanos en comparación con blancos no hispanos y negros no
hispanos.[8]
5. Pacientes con obesidad
visceral: La obesidad visceral, más que la obesidad general, se asocia con
NAFLD, incluso en individuos no obesos.[11]
Estos grupos representan
poblaciones clave para el cribado y la intervención temprana para prevenir la
progresión de la enfermedad a etapas más avanzadas, como la fibrosis hepática
significativa.[12]
El glutatión (GSH) juega un papel
crucial en la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD) debido a su
función como principal antioxidante en el hígado, ayudando a mitigar el estrés
oxidativo, un factor clave en la patogénesis de la enfermedad. La
disfunción en la homeostasis del glutatión, caracterizada por una reducción de
GSH y un aumento de su forma oxidada (GSSG), se ha asociado con la progresión
de NAFLD. [13-14]
El glutatión también participa en
la detoxificación celular y en la regulación de procesos de señalización
celular que pueden influir en la apoptosis y la inflamación hepática.[15] En
modelos experimentales, se ha observado que la acumulación de GSSG puede
sensibilizar a los hepatocitos a la citotoxicidad mediada por TNFα, lo que
sugiere un mecanismo por el cual el estrés oxidativo podría exacerbar el daño
hepático en NAFLD.[13]
Desde una perspectiva
terapéutica, aunque el papel del glutatión como tratamiento en NAFLD aún está
en investigación, algunos estudios preliminares han mostrado que la
administración de glutatión puede mejorar ciertos parámetros clínicos en
pacientes con NAFLD, como la reducción de los niveles de ALT y la mejora en la
acumulación de grasa hepática.[16] Sin embargo, se
necesitan ensayos clínicos más amplios para confirmar su eficacia y establecer
recomendaciones clínicas sólidas. [16-17]
En resumen, la prevención y el
tratamiento de NAFLD se centran en la modificación del estilo de vida, con un
enfoque en la pérdida de peso y la mejora de los factores de riesgo cardio
metabólicos. La intervención temprana es crucial para prevenir la
progresión a enfermedades hepáticas más graves, el consumo de precursores del glutatión
puede favorecer la prevención y el tratamiento de los pacientes con hígado graso.
Referencias:
- American Association of Clinical Endocrinology Clinical Practice Guideline for the Diagnosis and Management of Nonalcoholic Fatty Liver Disease in Primary Care and Endocrinology Clinical Settings: Co-Sponsored by the American Association for the Study of Liver Diseases (AASLD). Cusi K, Isaacs S, Barb D, et al. Endocrine Practice : Official Journal of the American College of Endocrinology and the American Association of Clinical Endocrinologists. 2022;28(5):528-562. doi:10.1016/j.eprac.2022.03.010.
- Current Prevention and Treatment Options for NAFLD. Wong VW. Advances in Experimental Medicine and Biology. 2018;1061:149-157. doi:10.1007/978-981-10-8684-7_12.
- Nonalcoholic Fatty Liver Disease: Common Questions and Answers on Diagnosis and Management. Westfall E, Jeske R, Bader AR. American Family Physician. 2020;102(10):603-612.
- Clinical Care Pathway for the Risk Stratification and Management of Patients With Nonalcoholic Fatty Liver Disease. Kanwal F, Shubrook JH, Adams LA, et al. Gastroenterology. 2021;161(5):1657-1669. doi:10.1053/j.gastro.2021.07.049.
- AGA Clinical Practice Update on Lifestyle Modification Using Diet and Exercise to Achieve Weight Loss in the Management of Nonalcoholic Fatty Liver Disease: Expert Review. Younossi ZM, Corey KE, Lim JK. Gastroenterology. 2021;160(3):912-918. doi:10.1053/j.gastro.2020.11.051.
- Approach to the Patient With Nonalcoholic Fatty Liver Disease. Belfort-DeAguiar R, Lomonaco R, Cusi K. The Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism. 2023;108(2):483-495. doi:10.1210/clinem/dgac624.
- 4. Comprehensive Medical Evaluation and Assessment of Comorbidities: Standards of Care in Diabetes-2024. Diabetes Care. 2024;47(Suppl 1):S52-S76. doi:10.2337/dc24-S004.
- 8. The Diagnosis and Management of Non-Alcoholic Fatty Liver Disease: Practice Guideline by the American Gastroenterological Association, American Association for the Study of Liver Diseases, and American College of Gastroenterology. Chalasani N, Younossi Z, Lavine JE, et al. Gastroenterology. 2012;142(7):1592-609. doi:10.1053/j.gastro.2012.04.001.
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